Uthopía

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar"

jueves, 28 de julio de 2016

El Zupay, lugarteniente uturunco del MPL


25 DE JULIO DE 1999: MUERE EL UTURUNCU JOSÉ LUIS ROJAS “EL ZUPAY”.


A mediados de 1959 un grupo de 20 militantes subió a un cerro a 80 kilómetros de la capital tucumana, y comenzaron a prepararse para abrir el frente de acciones. Los primeros operativos fueron de menor envergadura, como la toma de un puesto de control del Ferrocarril, y un comisaría, para finalizar esa etapa con el asalto al destacamento policial de la ciudad de Frías, en la provincia vecina de Santiago del Estero, cuando ya sumaban cerca de 50 combatientes, en su mayoría de origen humilde.

“José Luis Rojas, 41 años, es el mayor del grupo guerrillero. En el ’59 fue lugarteniente del recordado comandante Uturunco y actuó en las guerrillas en Santiago del Estero. Fue detenido varias veces por actos subversivos. El año pasado los Servicios de Seguridad estaban informados de que ‘El Zupay’ tenía contactos con el ‘Che’ Guevara”. La revista Gente describía a unos de los 13 miembros de Taco Ralo en 1968 –Tucumán- pertenecientes a las recién fundadas Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).

Nace el 2 de abril de 1927 en Añatuya, Santiago del Estero, aunque pasa su infancia en Roque Sáenz Peña. Inicia allí un recorrido, pues su padre era obrero ferroviario.

En Tucumán inicia los estudios universitarios en ingeniería, toma contacto con el profesor Lázaro Barbieri, su padrino político.

El Zupay no concluye la carrera universitaria, pero le sirve para llegar desde la política a la militancia. El golpe de septiembre de 1955 lo encuentra defendiendo al gobierno depuesto en la Plaza de Mayo. Regresa a Tucumán y pone en marcha Unidades Básicas, símbolo de la resistencia peronista.

Ante la dictadura asesina de Aramburu y la traición de Frondizi, planea –con tucumanos y santiagueños- la primera organización armada peronista conocida como “Uturuncos”, por el apodo de su líder, Juan Carlos Díaz. Pero su verdadero nombre era Movimiento Peronista de Liberación-Ejército de Liberación Nacional, donde Rojas y Santiago “el mexicano” Molina eran los encargados de entrenar al grupo.

El teórico de la agrupación fue el español y exiliado republicano Abraham Guillén. Se alzan en armas para exigir la vuelta de Perón: “al no haber una salida electoral, con el fracaso de los partidos blancos, laboristas y toda esa runfla de partiditos que se han formado nada más que para beneficio personal, porque levantando las banderas peronistas iban a elecciones y salían elegidos, pero nunca se planteaban en serio la vuelta de Perón [hoy, Cristina]. Ellos querían explotar el movimiento peronista en beneficio propio”. Así dirigía su crítica contra la burocracia política, levantando las banderas más combativas del peronismo. Ante esta dirigencia que defeccionaba y buscaba acomodarse al sistema, “El Zupay” reafirmaba la estrategia de pasar a la lucha armada: “Ya habían pasado tres años, unos golpeando las puertas del sindicato y otros golpeando las puertas de los cuarteles, todo había fracasado, la huelga general revolucionaria no llegaba nunca porque todos los dirigentes estaban vendidos y los cuarteles, con la muerte del general Valle, también… porque fue un movimiento totalmente entregado que termina con el fusilamiento. Quedaba eso, lo único que nosotros teníamos, los recursos naturales del pueblo son esos: salir a pelear con cualquier elemento que condujera a la vuelta de Perón. La idea fundamental era que ya rompíamos con todo el pasado y, haciendo caso a Perón, agarrábamos el bastón de mariscal”.

La primera acción es el asalto a la comisaría de Frías en Santiago del Estero. Finalizada exitosamente la operación, el país se convulsiona. Ante la búsqueda y la represión, el grupo se instala en el monte padeciendo todo tipo de sufrimientos.

Así lo recuerda “Cacho” El Kadri: “En Buenos Aires, los muchachos de la Juventud se entusiasmaron, organizaron grupos de apoyo y empezaron a soñar con unírseles: hacían gimnasia, corrían, dejaban de fumar o de ir al cine para mandarles plata. Con cincuenta pesos, decían, se podía comprar una granada”.

Rojas y los compañeros, resisten unos meses. En 1960 son apresados y juzgados por el plan CONINTES hasta 1963 en que consiguen la amnistía, en el gobierno de Illia.

Este núcleo se asienta en Tucumán, ante la perspectiva que Perón volviera en 1964 y se acrecientas sus críticas a las defecciones y traiciones que ocurrían al interior del movimiento peronista.

La creciente efervescencia social en tiempo de Onganía hace que Rojas se vincule con otra experiencia armada. El Movimiento de Juventudes Peronistas (1968), conducido por El Kadri decide pasar a la lucha armada. Nacen las FAP, la base es un sector rural –que se instala en Taco Ralo, Tucumán-, más un sector urbano. La policía los arresta calificándolos de contrabandistas, después piensan que se trata de una célula castro-guevarista. No podían creer que era una guerrilla peronista. De allí en más, Rojas recorre todas las cárceles del país.

En la cárcel de Magdalena estuvo a punto de morir por una perforación estomacal. Hasta 1973 está privado de su libertad, la que recupera por la amnistía de Cámpora, continúa su militancia en Tucumán. Las divisiones internas del peronismo, aceleradas después de la muerte de Perón, llevan a los sectores más combativos a un callejón sin salida. La fuerzas militares tucumanas –bajo dependencia del V Cuerpo del Ejército- se lanzan a una descomunal represión antes de marzo de 1976.

En noviembre del ’75 es detenido-desaparecido en la Escuelita de Famaillá. A los dos meses es liberado. De ahí en más transcurre la oscura etapa sin actividad política, viviendo un exilio interno.

Una artrosis lo inmoviliza. Está junto a él su esposa Juana Alicia Otaiza, sufriendo, la familia, una pobreza extrema. Ante el fallecimiento de su amigo Cacho (1998) le escribe a la madre: “El pobrerío está de lágrimas, y nosotros sus amigos también”. Al año siguiente, con 72 años de edad, fallece. Fue un “imprescindible”.

Fuente: Prof.Chiarenza Blogspot

2 comentarios:

  1. ¡Epa compañero, no me niego a que me reproduzca!!! Pero cíteme como corresponde.

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  2. Hay que poner el enlace en el título. Gracias por el halago que produce la reproducción, pero le faltó eso compañero.

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